Un día leí, con los alumnos de un CENS (Escuela Secundaria
para Adultos), “Yzur[1]” de Leopoldo Lugones. Es
un cuento que me gusta trabajar en mis clases, porque muestra de una manera
bien explícita la ideología de una época. Y además, porque este cuento es uno
de los primeros del género de ciencia ficción en nuestro país.
La
historia es, quizás, un anticipo de lo que medio siglo después sería la novela La Planète des Singes (1963) del francés Pierre
Boulle y sus famosas versiones cinematográficas[2]. En el
cuento de Lugones, un hombre compra un mono en el remate de un circo y decide emprender la difícil tarea —obsesivamente
y por todos sus medios— de enseñarle a hablar:
“La primera vez que se me
ocurrió tentar la experiencia a cuyo relato están dedicadas estas líneas, fue
una tarde, leyendo no sé dónde, que los naturales de Java atribuían la falta de
lenguaje articulado en los monos a la abstención, no a la incapacidad. ‘No
hablan, decían, para que no los hagan trabajar’.”
Desde el principio, el narrador se presenta como un “hombre
de ciencia”, un sujeto racional que actuará conforme al método científico positivista
para confirmar su hipótesis. Es claro el posicionamiento darwinista[3] del protagonista. Sus
recursos pedagógicos, van desde la enseñanza mecánica de las vocales y consonantes
hasta la experimentación sensible para reforzar las lecciones.
Al día siguiente, una mañana fría de
primavera, iba a leer con otros alumnos “Emma Zunz” de Borges. Camino al
colegio abrí el libro y releí “El inmortal”. Fue una sorpresa, porque en una parte
del cuento, cuando está en la ciudad de los Inmortales, el anticuario Joseph
Cartaphilus (todavía era mortal y se llamaba Marco Flaminio Rufo, tribuno
militar de una de las legiones de Roma) ─Borges─ dice refiriéndose a uno de los trogloditas,
llamado Argos, que lo acompañan:
“Recordé que es fama entre los etíopes
que los monos deliberadamente no hablan para que no los obliguen a trabajar y
atribuí a suspicacia o a temor el silencio de Argos.”
Octubre de 2014
2 comentarios:
Como siempre tus anécdotas, calman mi espíritu...hoy muy revolucionado, después de ver la 4 D de mi nuevo nieto...me encanto lo que leíste y como lo comunicas...gracias... Sonia
¡Gracias a vos, Sonia, por pasar y comentar, como siempre!!!
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