Hoy
Todavía no se sabe nada de Carlos Gastaldi. Las historias e hipótesis
sobre su desaparición no son verosímiles. Algunos integrantes de Organismos de Derechos
Humanos, investigadores y periodistas dicen que se encontraron restos del
Doctor en la composición del combustible que alimentaba el generador central de
la nave, pero el Gobierno Nacional, cuando se lo interrogó sobre el hecho, dijo
que era una probabilidad muy ínfima, ya que el combustible había sido consumido
por completo en el generador y las pruebas fueron tomadas del sarro que se
formó en sus paredes; con lo cual, era casi imposible que se pudiera encontrar
algo de Gastaldi en esas muestras. Sí, era cierto, que se habían encontrado
restos orgánicos en el sarro, pero estaban lejos de comprobar que se tratara de
ADN humano. Parte de la opinión pública (me incluyo) todavía quiere saber la
verdad.
Desde hace algún
tiempo, es vox populi que la Sojisticus AR-1 (mejor dicho, lo que
quedó de ella, con toda la evidencia que contenía) fue enviada al Área 51. Dos días después del aterrizaje,
el Estado argentino firmó un Decreto de necesidad y urgencia por el cual
autorizaba a la INCOC a trasladar la nave, los
trajes de los astronautas y todos los objetos que habían estado afectados a la
misión —incluyendo el supuesto diario de Gastaldi y los potes de dulce de leche
con el oro y la plata—, a los Estados Unidos (sin aclarar, hasta el día de la
fecha, su paradero específico). ¿Qué hallaron en la nave que fue tan urgente su
traslado? ¿Qué hay de verdad en los testimonios de Correa y Gómez Herrera? ¿Por
qué nunca se publicaron los resultados de los estudios científicos realizados a
la nave?
Respecto al tan ansiado veredicto —que se demoró más de un
año en llegar—, el Tribunal absolvió, de culpa y cargo, al Teniente Correa y al
Brigadier Gómez Herrera por falta de pruebas.
Correa se internó —según afirmaron él y algunos integrantes
de su familia en varios Medios— por su propia voluntad, inmediatamente después
del Juicio, en un reconocido neuropsiquiátrico de la Ciudad de Buenos Aires durante
unos meses; dijo que tenía necesidad de descansar y aclarar algunas ideas.
Aunque varias fuentes creen que lo hizo por presión del Tribunal y de la cúpula
de la Fuerza Aérea, ya que había dicho cosas que involucraban los intereses del
Gobierno Nacional y sobre todo de la INCOC. Ahora vive en una chacra que
compró, con el dinero que cobró por la misión al espacio, cerca de la casa de
sus padres en Santa Rita.
Todo indica —porque no se ha dicho lo contrario y además la
publicación de las Crónicas de Gándara
en el Boletín Oficial parecen asegurarlo— que el Tribunal aceptó la versión que
refirió el Brigadier Gómez Herrera: Gastaldi desapareció de la Sojisticus AR-1, pero se encuentra, sano
y salvo, en otro tiempo y espacio.
El paradero y la suerte del Brigadier Gómez Herrera son confusos.
Una vez que terminó el Juicio, sin esperar los resultados del fallo y sin que
nadie se lo impidiera, tomó un vuelo a Los Ángeles. Hoy en día, se sospecha que
todavía se encuentra en los Estados Unidos de Norteamérica; quizás en el Área 51, donde aparentemente trabaja con
un grupo de científicos y profesionales de la INCOC en un proyecto clasificado que se conoce vulgarmente con el nombre de “I'll be back, Gándara”. Otros creemos
que murió en un extraño episodio, cuando un grupo comando intentó secuestrarlo
en el centro porteño. Todo lo demás sigue siendo un misterio.
Los abogados que representan a la esposa del Dr. Carlos
Gastaldi han presentado el caso al Tribunal Internacional de Justicia y a la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (aunque aclararon que desconfiaban,
sobre todo de la última, ya que no sería la primera vez que estos tribunales de
la ex OEA ocultan información para beneficiar los intereses de Washington).
Según anunciaron en la última conferencia de prensa, se sienten optimistas, con
chances de poder comprobar que Gastaldi fue asesinado por un funcionario del
Estado.
He iniciado una investigación, idea que surgió desde que me
convocaron para cubrir el Juicio; o quizás un poco antes, cuando me enteré de que
había aterrizado la Sojisticus AR-1
en el río Paraná. Aunque, con casi dos años de arduas indagaciones (que
incluyen documentos de todo tipo: escritos, fotografías, videos, entrevistas,
artículos periodísticos, etc.), todavía sigo sin poder escribir una sola hipótesis
firme y algunas conclusiones sobre el caso. Hago esta tarea porque parte de la
opinión pública todavía queremos saber la verdad.
Las referencias al caso inundan las calles. La semana pasada
leí un graffiti que decía: “Se ha despertado lo que estaba desde hacía mucho tiempo
dormido, un sentimiento revolucionario: ¿Dónde está el Dr. Carlos Gastaldi?”. Al lado de la frase
habían grabado un esténcil muy bueno. Se trataba de la imagen de un ser extraño
que vestía un traje espacial y un poncho y, aunque tenía rasgos antropomorfos, era
una mezcla desopilante de mamboretá con mono.
“…Te encontré por azar una tarde
en un pasaje ensoñado
ese que se llama La
Nave.
Me estabas esperando
para que yo te dijera:
Hay que devolverle…
los Muertos a la Tierra.
Para que yo te dijera:
Hay que devolverle…
los Muertos a la Tierra…”
Dice la letra de una canción de Rebelión que se escucha, últimamente y con asiduidad, en algunas
radios. Se llama: “¿Qué te hemos hecho, Pacha Mama?”. El cuarteto estuvo la
semana pasada en un programa de televisión donde tocaron unos temas de su nuevo
disco y hablaron sobre las canciones. “¿Qué
te hemos hecho, Pacha Mama? es el corte de difusión y está dedicado al
extraño caso del desaparecido Dr. Gastaldi”, dijo el cantante, Toni Roberts,
cuando les preguntaron qué había inspirado la letra. Después y con cierta
obviedad, el conductor les preguntó por qué, si estaba dedicada a Gastaldi, se
llamaba así. A lo que el guitarrista —creo que se llama Vito Manccini—
respondió inteligente: “El título surgió porque respetamos los Derechos Humanos
y sabemos que se cometió un crimen; pero también, no queríamos dejar de ser
críticos con la actividad que desarrollaba el Dr. Gastaldi para beneficiar los
intereses de la INCOC y del Estado Argentino. ¿No te parece que es una locura
llevar tanto alimento a una misión espacial en Marte, mientras acá en la Tierra,
millones de personas se cagan de hambre?”. El conductor se encogió de hombros
como un pelotudo y anunció que comenzaban los comerciales.
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