En el año 1996 el presidente argentino
enunció un discurso inusitado ante un grupo de alumnos de una escuela salteña.
Dicho discurso reabrió un antiguo anhelo nacional por la conquista del espacio
exterior. Un deseo que había comenzado entre marzo de 1947 y enero de 1948, cuando técnicos del
Instituto de Investigaciones Científicas de la Fuerza Aérea Argentina,
encabezados por el ingeniero Ricardo Dyrgalla, desarrollaron un motor cohete
(conocido como AN-1) de combustible líquido, destinado a impulsar proyectiles
científicos y militares.
En aquella oportunidad el presidente dijo:
“Pronto habrá vuelos espaciales en el país…esas
naves espaciales van a salir de la atmósfera, van a remontar a la estratósfera
y, desde ahí…”.
Unos años más tarde, el 1 de abril de
2011, se puso en órbita un nuevo satélite de observación de la Tierra SAC-D
Aquarius, desarrollado casi íntegramente por la Comisión Nacional de
Actividades Espaciales (CONAE), en cooperación con la Agencia Espacial Norteamericana
(NASA). La puesta en órbita de este satélite posibilitó un avance increíble en
la carrera espacial de la Argentina, ya que facilitó, treinta años más tarde, el
lanzamiento de la primera nave espacial argentina con tripulación humana: La Sojisticus AR-1.
La tripulación de la Sojisticus estaba conformada por tres astronautas que fueron
entrenados por un equipo de especialistas civiles y militares: el Teniente
Feliciano Correa, el Coronel / Dr. Carlos Gastaldi y el Brigadier Álvaro Gómez
Herrera. El trasbordador debería salir de la atmosfera terrestre para hacer
contacto con la Estación Espacial norteamericana Taurus-Marte 1, pero en un determinado momento… los aparatos de
comunicación comenzaron, extrañamente, a fallar. La base terrestre perdió
contacto con la Sojisticus AR-1; la
situación se tornó irreversible, nunca llegaron a Taurus-Marte 1. Durante seis meses se intentó reanudar la
comunicación, pero fue en vano.
Dos años más tarde la Sojisticus AR-1 cayó en el río Paraná, cerca de una de sus islas. Dos
de sus tres tripulantes estaban, increíblemente, con vida.
Después de los estudios médicos y la
recuperación física y emocional de los astronautas, el Brigadier Álvaro Gómez
Herrera (principal responsable de la misión) y el Teniente Feliciano Correa
fueron interrogados por un Comité cívico-militar que intentaría echar luz sobre
los acontecimientos. El Comité pidió explicaciones precisas a los sobrevivientes
que habían echado a perder la misión, poniendo en juego la integridad
diplomática del país, además de haber tirado por la borda miles de millones de
dólares del presupuesto destinado a la misión; también estaban sospechados por
la desaparición física del Dr. Carlos Gastaldi. El juicio fue público y se
transmitió por Internet y por Cadena Nacional.
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