La
carne cruje con cada ápice,
es el
cuerpo el objeto directo en el cosmos.
Y el
habla, ese universo privado, pequeño mundo,
detiene,
embiste, toda atadura al sistema:
signo
a silueta,
piedra
a rajatabla.
Tus
goznes,
goces
e incendios.
Perturbado
y doliente
el
que mira y calla.