martes, 10 de julio de 2018

Alondras por el parque


Ahora mi tiempo, necio.
Ojo de araña,
olfato de abeja.

Rosa es finge, lengua madre.
Espejo de la vida,
anfibia fibra después de un núcleo
(sustantivo o muerto),
los peces se ahogan en Manhattan,
las ranas, pocas
por ahora,
croan y no paran de croar: “Bla bla bla…”  

Mi espíritu, a salvo,
ha atravesado el espejo,
se cuecen habas en la cocina
y hay alondras por el parque.

Una canción,
sus estrofas malditas intentan disuadirme,
son su canto de nereidas edades de piedra,
son ruidos,
nerviosas interferencias,
el paulatino (inter)cambio.