y el ruido continúa,
estás atento,
acá y allá el insomnio,
en todas partes suena la música
y todo se condena en la espera,
la caída libre desde una altura razonable.
ahora el sueño se estrella contra un espejo roto
y las polutas de humo se dispersan en el gran ambiente.
“no es el fuego un lugar…”, murmura.
a veces la almohada pesa toneladas y es una zona de fuego, digamos