La
carne cruje con cada ápice,
es el
cuerpo el objeto directo en el cosmos.
Y el
habla, ese universo privado, pequeño mundo,
detiene,
embiste, toda atadura al sistema:
signo
a silueta,
piedra
a rajatabla.
Tus
goznes,
goces
e incendios.
Perturbado
y doliente
el
que mira y calla.
2 comentarios:
Como siempre, me dejas con un poco de tristeza, no por tu escritura, si no por lo que siento en ella, el dolor de los que sufren la desigualdad...la utopía que queremos Hernan, esta cada vez mas lejana,capaz nuestros descendientes , en otro mundo puedan lograrlo...
Gracias, Sonia, por tus comentarios. Saludos
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