viernes, 4 de mayo de 2018

Las formas


El día es el tinte mágico de algunos contornos envenenados.
En su sino está la concentración espontánea de las formas,
como un abanico de perplejidades no determinadas.

Así, un sulfúrico emitir de claridades
encuentra paz en la luz que muere.

Hoy vi a la luna en pleno día.
Era una luna clara, casi sin fisuras,
sólo una parte permaneció oculta
todo el tiempo que estuve observándola.

Pero, de todas maneras,
pude ver, porque estaba ahí,
su forma completa, circular, perfecta.

Nada parece detener el reloj que avanza sin cesar (tic-tac)
una y otra vez, una y otra vez, una y otra…

Con los basaltos senderos al abrigo del mundo,
estaban las noches del infierno,
sus poderes ensordecedores y las pupilas al solapado tiesto.

Todavía puedo soñar ─pensé de pronto─ con el futuro y su verdad;
con las culminadas huellas de un grifo o fantasma,
con los dientes cromados y las sardinas vegetales.

Un sueño, sólo uno recuerdo:
Un hombre corre en la claridad del día,
corre sin detenerse,
corre como un atleta en plena carrera.

La luz del día es diáfana y estimulante,
el hombre piensa: “¿a dónde quiero llegar?”,
la meta está lejos,
                         en un rincón de su cabeza.

2 comentarios:

Unknown dijo...

El cambio de personas, el cambio de historias y el sentido circular que nos hace ir y venir en el tiempo me recuerda cuanto nos enseñaste y aprendimos en tus talleres. Muchas gracias, Hernán!

Hernán Tenorio dijo...

¡Gracias, Andrea, por tu comentario y lectura. Abrazo grande!!!