Entonces
yo me arbitro
para
sostener convenciones
o, a
veces, posiciones en el campo de batalla.
El
núcleo ausente recibe igual a sus modificadores y
yo
periferia,
los
sortilegios de la vid,
el
pozo alucinado en las nociones básicas,
los
nombres perdidos
de
las cosas.
Hacer
de este universo un lugar de periferias,
de
pobres segundones.
La
pelea por el sentido
(contenido
en una taza
o en
el significante que lo complementa)
es a
muerte.
Digo
que me extingo
y ya
no queda una sola palabra que me contenga
o al
menos
que
tenga lástima de mí.
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