jueves, 8 de febrero de 2018

Montículo


Mientras descubro el genio oculto
los vientos desbordan opulencias,
cristales rotos, empapados de sudor agrio.

Comprendo el silencio,
a veces lo entiendo: un mantra de haberes,
saberes recónditos,
retorcidos de oxido y minerales.

Me han dicho cosas horrendas que estallan en la llanura
en una distancia aproximada a la legua
y la lengua,
ese montículo espantosamente heredado,
estorba.

Quisiera arrancarla como a una muela sin huella de su existencia
y seríamos libres, claro;
quizás, porque todo es una gran hipótesis suya.  
Todo está atravesado ensuciado/sucio por su culpa/ella.

En el borde, tan precipitado,
se ve su perfil,
el contorno bebible de su soma,
el borde específico,
cientificista,
me insta a la escencia
y cruje en los espesos sueños.

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