La mano deshabitada
toca el doble sentido de la palabra.
El sin-decir rebota en el margen,
como aislando el primer significado.
Polisemia.
Alcanza el índice a rozar la mueca primitiva,
y el paraíso primal del hombre se abre.
Como un recuerdo de materia,
el sedimento rumiante se desgaja en partículas filiales.
Polisemia.
El procedimiento se repite,
entorpece la claridad matinal.
Los ojos se apagan a la luz,
y el triunfo es la palabra.
Polisemia.
6 comentarios:
El comentario fantasma.......
el fantasma de la carretera?...epa
No, el fantasma de la polisemia!!!!!!
El ojo zen, capaz de ver la intención original de la palabra.
Polisémicos... no somos.
Un fuerte abrazo, Ariel, y muchas gracias por la invitación desde Facebook.
Daniel Yáñez González-Irún.
P.D. Tengo varios blgos en inglés y castellano en Blogger, por si te interesa darte una vuelta.
¡Gracias, Daniel! Aunque me llamo Hernán...son los problemas de la polisemia.....
de la polisemia... o de tener un hermano que se llama ariel?
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