lunes, 3 de agosto de 2009

XIX

La mano deshabitada
toca el doble sentido de la palabra.
El sin-decir rebota en el margen,
como aislando el primer significado.

Polisemia.

Alcanza el índice a rozar la mueca primitiva,
y el paraíso primal del hombre se abre.
Como un recuerdo de materia,
el sedimento rumiante se desgaja en partículas filiales.

Polisemia.

El procedimiento se repite,
entorpece la claridad matinal.
Los ojos se apagan a la luz,
y el triunfo es la palabra.

Polisemia.

6 comentarios:

Hernán Tenorio dijo...

El comentario fantasma.......

ariel tenorio dijo...

el fantasma de la carretera?...epa

Hernán Tenorio dijo...

No, el fantasma de la polisemia!!!!!!

Daniel Yanez-Gonzalez dijo...

El ojo zen, capaz de ver la intención original de la palabra.

Polisémicos... no somos.

Un fuerte abrazo, Ariel, y muchas gracias por la invitación desde Facebook.

Daniel Yáñez González-Irún.

P.D. Tengo varios blgos en inglés y castellano en Blogger, por si te interesa darte una vuelta.

Hernán Tenorio dijo...

¡Gracias, Daniel! Aunque me llamo Hernán...son los problemas de la polisemia.....

ariel tenorio dijo...

de la polisemia... o de tener un hermano que se llama ariel?